La vergüenza de la ocupación de Haití
Hace pocos días me llegó un correo electrónico donde reproducían una nota de Verbitsky en la que alababa a la presidenta por no haber ordenado la represión de los piquetes agrarios. Cinismo monótono el del plumífero, que sabe perfectamente que para esta sociedad no es lo mismo reprimir un piquete de “desheredados de la tierra” que de pequeños, medianos y hasta grandes propietarios de la misma y que, de hecho, excluida esa opción, quien generó tensión, y casi violencia, y quien no pacificó precisamente los ánimos fue el gobierno con sus despropósitos políticos en la implementación de una nueva etapa de retenciones. Pero cinismo o vaya a saber qué es, asimismo, el de tantos que insisten (siguiendo el apotegma de Goebbels) en que este gobierno eligió el camino de la no represión a la protesta social. ¡Y lo repiten kirchneristas y antikirchneristas! Unos para felicitarse y otros para quejarse.
Se me vinieron a la cabeza, al recibir ese correo que pretendía insistir en esa patraña, decenas de ejemplos notorios, públicos y feroces de represión en estos años de kirchnerismo: recuerdo, sin ir más lejos, casos de compañeras manifestantes que perdieron sus embarazos por las palizas de la policía; compañeros que fueron detenidos en represiones callejeras y fueron sometidos a la tortura del submarino seco por
Pero, la verdad, tal vez por la simultaneidad de los sucesos, lo que más me empezó a alterar el ánimo y a corroerme de odio las tripas fue que este discurso de perdonavidas, que algunos porfían en relacionar con un supuesto amor por los derechos humanos, es simultáneo con la permanencia de tropas de ocupación argentinas en la tierra del, tal vez, más desdichado, más castigado, más pobrecito, de nuestros hermanos pueblos latinoamericanos (o afroamericanos): el pueblo de Haití, el pueblo del libertador negro, Toussaint Louverture quien abriera el camino que luego recorrerían entre otros Bolívar y San Martín.
Historia continental de la infamia
Como toda historia de desdichas, en la de Haití también es imposible decidir por donde empezar cronológicamente, aunque hablando de América es fácil saber por donde empezar geográficamente: por los Estados Unidos de Norteamérica. O por lo menos era sencillo
justamente hasta ahora, porque las desgracias y las vergüenzas de esta etapa le vienen también desde varias de sus “hermanas” continentales.
Arbitrariamente, vamos a empezar en 1994: EEUU interviene otra vez, ahora para sacar una dictadura militar que, obviamente con su anuencia, había derrocado al primer presidente elegido bajo las formas democráticas, el ex-sacerdote Jean-Bertrand Aristide. Harto del constante flujo de haitianos que huían del terror, Washington se resolvió a intervenir con tropas y a restaurar a Aristide en el poder, pero obligándolo a considerar los años de dictadura como parte de su período presidencial.
Después de un período intermedio, Aristide es nuevamente electo en 2001 y comienza a cumplir un mandato que, casi obviamente, fue sacudido por distintas crisis económicas, sociales y políticas: Los compromisos que se vio obligado a asumir con el Fondo Monetario Internacional debilitaron no sólo la agricultura de subsistencia, sino el único producto alimentario del país, el magnífico arroz de Artibonite.
Más de la mitad de los 8,4 millones de haitianos están desnutridos y el arroz estadounidense reemplazó al propio. La ayuda prometida por Washington llegó primero en cuentagotas y cesó luego paulatinamente, como una soga ajustada al cuello del gobierno, a medida que los reclamos opositores se hacían oír.
El ejército había sido ¡disuelto! por los norteamericanos, pero las mafias de las que estaba compuesto siguieron armadas sin contratiempos, mucho mejor armadas que la policía haitiana.
En un contexto latinoamericano donde la experiencia venezolana pasó a ocupar un lugar central en las preocupaciones de los yanquis y con un Aristide que, más allá de sus terribles defecciones, aún contaba con el apoyo de los sectores más humildes y decididos a un cambio, y que insinuaba la posibilidad de seguir ese rumbo, acosado por bandas que controlaban distintas partes del territorio, EEUU movió sus fichas.
Ante la creciente escalada de violencia y descontrol Aristide y otros gobiernos de la zona pidieron ayuda a
Miles de pobres, al grito de ¡Bush terrorista! salieron a las calles a pedir la vuelta de Aristide y repudiar la ocupación. El gobierno lo asumieron un ministro tránsfuga del gobierno depuesto, un representante de la oposición y ¡el representante de
Como EEUU tenía sus manos muy ocupadas en Irak se construyó un enroque en el que entraron países como Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Perú, Uruguay y Argentina, por hablar sólo de los latinoamericanos, y que hoy mantiene unos 9000 soldados en todo el territorio (la llamada MINUSTHA).
Se hicieron elecciones con Aristide proscrito y la ocupación se desarrolló como todas las ocupaciones de ejércitos extranjeros: avasallamiento de la dignidad de los nativos, control y represión sociales tras la fachada del combate a las bandas mafiosas (que, como reconocen todos, después de 4 años siguen operando y manejando negocios como el de la droga, etc.), prostitución y prostibulización de barriadas pobres para solaz de la soldadesca, acusaciones (“no probadas”) de abusos y corrupción de menores, mercado negro, etc.
Eso es lo que Argentina ha sostenido, para eso ha enviado anualmente contingentes de cientos de integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad. Ante la ya recurrente pero no menos vergonzosa indiferencia del conjunto de nuestra sociedad, para nuestro escarnio.
Valiente muchachada
Cualquiera conoce historias sobre las tropas yanquis en Irak, incluso quizás hasta de las británicas o alguna otra de esas temibles maquinarias de guerra que van y vienen por el mundo. Todos hemos visto películas sobre ellos, hemos leído sobre el recuento de bajas “propias”, hemos visto filmaciones sobre ellos en el cable o de ellos mismos en Internet, nos han informado con lujo de detalles sobre la visita a nuestro país de algún nativo argentino enrolado en las tropas coloniales y que vuelve “sponsoreado” para contarlo, pero ¿por qué nadie habla de nuestros muchachos, de nuestros infantes de marina (nuestros “marines”) que silban un tango o una cumbia en las nocturnas guardias bajos los inhóspitos e incluso hostiles cielos de tierras semisalvajes, rodeados de hordas de “negros del carajo” (¡grande Fontanarrosa!) armadas hasta los dientes seguro que con armas rusas?
Escuchemos (leamos) parte de su crónica: “El Batallón Conjunto Argentino 6 (BCA 6) se encuentra desplegado en
Por el CCIM Claudio Rodolfo Daniel MACHADO (Destacado en Haití)
¡La caída del Halcón Negro! ¿¡Dónde están Palito Ortega y Carlitos Balá para contar esta gesta!?
Me parece realmente un hallazgo lo de engañar a “los posibles ¡¡manifestantes!!”.
Con todo el respeto para quienes, evidentemente, creen en lo que hacen y ponen el cuerpo a las balas de verdad, ¿¡qué carajo estamos haciendo!? ¿Vamos a terminar como los yanquis, esperando el ataúd envuelto en la bandera para pensarlo? ¿Vamos a esperar que algún soldado argentino se mande un moco y cometa un hecho que, por cantidad o por calidad de las víctimas o por puta casualidad o qué se yo, sea inocultable? ¿Realmente somos incapaces de ponernos aunque sea por un instante, un solo y breve segundo, en el lugar de los haitianos e imaginarnos como sería ver pasar las tropas recontra-pertrechadas de un país que ni sabemos dónde está y que a metros de la punta de sus fusiles estén nuestros hijos, nuestras mujeres, nuestros hermanos? ¿Hasta cuando insistiremos en querer ponernos en el lugar de los amos, de los colonos y no en el de los que comparten nuestra condición de dominados, de saqueados? ¿Por qué los soldados argentinos van codo a codo, en “franca camaradería” con los soldados de países europeos que dicen que las “Falkland” son parte de
Gases lacrimógenos
Una espantosa (¿tengo que volver a escribir “vergonzosa”?) nota en el diario “Crítica de
Según parece los “daños colaterales” no fueron demasiados: “por lo menos” 5 muertos y unos
200 heridos, lo que, por supuesto, apenas llegó a los oídos del Consejo de Seguridad de
El estallido también tuvo la virtud de contribuir al alerta que distintos organismos internacionales dieron sobre las consecuencias del aumento del precio de los alimentos a nivel mundial y de colorir el discurso presidencial de Cristina de Kirchner ante los empresarios agrícolas. Logros a los cuales cualquier haitiano seguramente renunciaría a cambio de un poquito de justicia y un poco de comida para su familia.
Las consecuencias, sin embargo, parecen ramificarse:
· El primer ministro en funciones tuvo que renunciar y un presidente Preval seria y, casi seguro, decisivamente debilitado trata ahora de encontrarle un sucesor ya que seguramente ha renunciado hace mucho a buscar una solución al drama de su patria.
· Aun una publicación nada extremista y que cree necesaria y positiva la presencia de
¿Es que las leyes haitianas autorizan al Estado haitiano (a menos que sea un Estado dictatorial o un Estado bajo un empleo extranjero) a utilizar una fuerza armada extranjera a tal efecto en el territorio nacional? ¿Es que el capítulo 7 de la legislación de las Naciones Unidas que preside al envío del Minustah autoriza la utilización de ésta como instrumento de simple policía cuándo se había enviado para combatir grupos armados? Decimos a los unos y a los otros: ¡atención!
· Es a todas luces una voz “moderada”, sobre todo si se tiene en cuenta que una organización llamada HAITIAN PRIORITIES PROJECT (aparentemente ligada al Foro Social Mundial) pide el inmediato retiro de los “cascos azules” nigerianos ya que denuncia (después de recordar el desconocimiento del creole e incluso del francés por parte de las fuerzas ocupantes) que según los comerciantes de alrededor de la catedral del Puerto-Au-Príncipe, las tropas de
· Las agencias internacionales reflejan que muchos de los manifestantes de esos días levantaron la bandera del retorno de Aristide, quien sigue teniendo gran ascendiente sobre los sectores más desposeídos del país, lo cual podría dar una bandera de unificación política a la gran corriente de descontento y aun de desesperación que vendría tomando impulso después de cuatro años más de miseria e injusticia, después de cuatro años de ocupación colonial.
Sueños de justicia poética
Esta historia de los exilios de Aristide, de los pobres para los cuales representa tal vez la única esperanza, me toma, debo decirlo, en un estado de febril nausea ante toda esta gran miserabilidad de nuestro gobierno setentista y de los derechos humanos, que nos arrastra a esta ignominia sicópata de usar el dolor de un pueblo tan terriblemente cerca de los EEUU y tan, tan lejos de Dios, para las politiquerías nacionales e internacionales en las que seguramente cree ser avezado. Tal vez como consecuencia de ese estado alterado del espíritu es que me dio por tener
una especie de sueño de justicia poética en el cual una joven haitiana (que seguramente conoce a un joven haitiano) tal vez idealista, seguramente ambiciosa, espera y trabaja para el regreso del exiliado, sin saber, sin que nadie sepa, que de aquí a 30, 35 años, allá por el 2045, las vueltas de la vida harán que el joven y la joven (ya crecidos, sin sombras del idealismo, con la ambición viva y quemante) tengan que enviar tropas haitianas a poner orden y controlar la vida de los habitantes de una Argentina que, por excesos de traiciones y de inconsecuencias, naufraga en un desierto de subsuelos secos y de tierra agotada y exánime, incapaz de alimentar a sus hijos después de décadas de saqueo.
Ojala que mi pesadilla sea sólo producto del dolor de ver estas imágenes que acompañan estas palabras y que encontremos el camino de grandeza, de deber y de dignidad de Toussaint Louverture, de Bolívar, de San Martín, de Artigas, de Fidel y el Che y de tantos otros, para apartarnos para siempre de esta avenida de vanidades y de traiciones por donde nos quieren hacer rodar los traidores y los posibilistas.
2 comentarios:
muy bueno esta ahora que leo, fijate que las letras marrones no se distinguen mucho.
me voy a dormir.
interesante todo!! nosotros pusimos lo de los presos paraguayos!!
y la semana estaremos renovando cosas!! tenemos cosas pendientes!!pero bueno!!jhace lo que se puede!!
saludos!!
compañero!!
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