20 de octubre de 2010
Ya tengo unos cuantos años de militancia, y a decir verdad, siempre lo he hecho en el marco del patriotismo revolucionario o, si se prefiere, del nacionalismo popular revolucionario. Milité en
A grandes rasgos, los que siguieron fueron años de dura resistencia contra un régimen de entrega de
Los conozco, a muchos y me conocen, unos cuantos: no son mis compañeros, se escondieron, como ahora en muchos casos, atrás de escritorios gubernamentales; yo fui compañero del Lobito Rodríguez Sá, por ejemplo. Y fueron muy pocos los “peronistas revolucionarios” que pelearon contra aquello, y algunos que hoy se quieren inventar un pasado de resistencia antimenemista eran sólo pusilánimes y especuladores.
En todos esos años, contra Menem y
Ahora los escucho, escucho a sus referentes, a los dirigentes de la izquierda y acusan a la burocracia, y hablan de las tercerizadas y de la democracia sindical, y me digo, que una vez más, no comparto ni sus concepciones, ni su punto de vista; sigo creyendo que no representan una alternativa revolucionaria para los trabajadores y el pueblo argentino.
Y veo a Mariano muerto en la ambulancia y me recuerda a Darío Santillán, es, como seguramente pensarán mis excompañeros, la imagen de un zurdito, a diferencia de la patota que lo asesinó, de imagen más nacional y popular. Y me dan asco mis excompañeros, hoy kirchneristas, esos que, después de 7 años de “función pública” se están poniendo nerviosos por el resultado de las elecciones del 2011 y entonces patotean en las marchas, (¡al sindicato de las maestras, por ejemplo!) y festejan alborozados el renacimiento de
Me debía esta carta a mis excompañeros, a los que conocí en la militancia y a los que sin conocerlos, los sentí como compañeros y aun como referentes; más de una vez me la guardé porque me parecieron circunstancias más personales (que su referente Aníbal me mandara la patota de Seguridad del Estado a chuparme en un operativo de civil, por ejemplo).
Hoy, la hago pública, porque, contrariamente a lo que manifiestan los compañeros de las organizaciones de izquierda, yo pienso que esto es parte de una escalada, de discursos y de acciones. Quieren ganar la calle, quieren garantizar el control de los espacios que consideran propios y que si no los tienen ustedes, entonces los tiene el enemigo. Así que, ustedes ya lo saben pero es bueno reafirmarlo: yo soy su enemigo, mis compañeros son los zurdos, por la simple razón de que hace muchos años que cada vez que salgo a la calle a pelear por los mismos valores que defiendo desde hace mas de 35 años, a los que me encuentro, codo a codo, no es a ustedes, sino a ellos, viejos troscos y jóvenes guevaristas, zurditos universitarios y secundarios exaltados y románticos, delirantes y desubicados, hasta gorilas irrecuperables, pero compañeros de pelea, que le muestran con sus errores, limitaciones e inconsecuencias ese camino, el de la pelea, al pueblo, mientras ustedes proponen el camino de la desmovilización, de la transa, del posibilismo, de la muñeca infalible de los dirigentes de banditas asociadas sólo para dividirse “la gestión”, de la administración progresista del saqueo. Ustedes son compañeros de
Sólo eso.
P.D. Las últimas noticias son que hay que sumar otra zurda a la lista de
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